Sepulturero de la Franja de Gaza: "Enterré a 18.000 palestinos en dos años"

Yusuf Ebu Hatab, de 65 años, relató cómo la guerra y la escasez de recursos transformaron su trabajo y su vida: "Seguimos enterrando a 50 o 60 personas a la semana".

24 de diciembre, 2025 | 14.33

Yusuf Ebu Hatab, un sepulturero de 65 años que trabaja en la ciudad de Jan Yunis, al sur de la Franja de Gaza, compartió un relato estremecedor sobre su experiencia durante el asedio israelí de los últimos dos años. En este período, aseguró haber enterrado a cerca de 18 mil personas, entre ellas a su hijo y a un hermano.

Yusuf comenzó a trabajar en el cementerio en 2005, pero remarcó que este último tiempo fue el más difícil y agotador de toda su vida laboral. Mientras la mayoría en Gaza quedó desempleada, él enfrentó una carga física y mental extrema. La constante llegada de cadáveres, los ataques intensos y la falta de espacio para los entierros lo obligaron a utilizar métodos poco convencionales, como compartir hasta 15 cuerpos en una sola cámara subterránea.

En un momento crítico, cuando el ejército israelí cercó el Hospital Nasir, Ebu Hatab transformó el lugar en una especie de fosa común, enterrando allí a 550 cadáveres. Sin ayuda, debió lavar y preparar los cuerpos para el entierro solo, y hasta documentar pruebas con su celular, como si fuera un forense.

Durante el asedio a los cementerios de Jan Yunis el 10 de julio, cuando nadie se atrevía a ingresar, él fue el único que abrió fosas subterráneas y enterró 1.270 cuerpos en apenas un mes

El sepulturero recordó un episodio que marcó profundamente su alma: enterró en una tumba subterránea a una mujer y sus cuatro hijos, y dos meses después recibió un saco con restos humanos —brazos, piernas y órganos sin identificar— que decidió enterrar en la misma fosa. “Normalmente entro y salgo rápido, pero con esa tumba estuve 15 o 20 minutos. Cuando me preguntaron, les dije: 'vengan y huelan este olor'. Eso es un milagro de los mártires", relató, en diálogo con la agencia turca Anadolu.

Yusuf confesó que tras perder a su familia y enterrar a miles, su estado emocional cambió radicalmente: “¿Cómo puede estar bien alguien que perdió a su hermano y a su hijo y enterró a 18 mil personas? Todavía agradezco tener la mente sana, pero el hombre que era hace dos años ya no existe. Ahora prefiero la soledad del cementerio antes que la compañía de la gente”.

La constante llegada de cadáveres, los ataques intensos y la falta de espacio para los entierros lo obligaron a utilizar métodos poco convencionales, como compartir hasta 15 cuerpos en una sola cámara subterránea.

Los entierros tras el alto el fuego en Gaza

"Seguimos enterrando a 50 o 60 personas a la semana. Antes (del alto el fuego), solía enterrar a 50, 60, 70, incluso 100 personas al día", afirmó. Su rutina laboral comienza a las 6 de la mañana y termina después de la oración de la tarde. "A veces, incluso después de la noche, traen cuerpos para enterrar", indicó.

En medio de la crisis, las dificultades materiales son extremas. Yusuf explicó que escasean los ataúdes y a veces deben usar bolsas plásticas para los cuerpos, no hay jabón para limpiar los cadáveres, y ni siquiera pueden colocar piedras en las tumbas. Además, denunció que pese al cese de hostilidades, los insumos necesarios para realizar los entierros con dignidad siguen sin llegar a Gaza.

Dirigiéndose a la comunidad islámica, hizo un llamado desesperado: “Seguimos transportando arena en carretillas. Traemos piedras de las casas bombardeadas para sepultarlas. Somos humanos, no animales. Necesitamos que nos provean lo necesario para enterrar a nuestros muertos con respeto”.