La ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza dejó una marca indeleble en la infraestructura urbana al convertir zonas residenciales enteras en trampas mortales. Mahmoud Basal, portavoz de la Defensa Civil de Gaza, lanzó una advertencia dramática en las últimas horas: más del 90% de los edificios en el barrio de Sheikh Radwan se encuentran en "riesgo de colapso" inminente.
Según declaró el funcionario y difundió el portal Middle East Eye, las estructuras sufrieron daños severos debido a los continuos bombardeos de la aviación israelí. La evaluación técnica es tajante: las viviendas "ya no son seguras para ser habitadas". Esta situación deja a miles de familias sin techo y expuestas a nuevos derrumbes, incluso si los ataques cesaran, debido a la fragilidad de lo que quedó en pie.
Sobrevivir entre las ruinas
La destrucción edilicia no solo implica la pérdida del hogar, sino que configuró una nueva economía de la miseria. En los últimos días, circularon en las redes imágenes de habitantes de Gaza obligados a escarbar entre las ruinas para extraer barras de hierro de los edificios bombardeados.
Sin trabajo y con los precios de los alimentos por las nubes, hombres y jóvenes utilizan herramientas precarias para recuperar el metal retorcido de las columnas de hormigón y venderlo. Es la única forma que encuentran para conseguir algo de dinero y alimentar a sus familias en medio del desastre.
Infancia y verdad bajo fuego
El colapso de la vivienda es apenas una arista de la catástrofe humanitaria. La destrucción del sistema de vida en el enclave impactó de lleno en la salud de los más vulnerables. Un informe reciente de Unicef confirmó que la mortalidad de recién nacidos aumentó un 75% debido a la desnutrición severa que sufren las madres gestantes por el bloqueo de alimentos.
A este escenario se suma el apagón informativo que intenta imponer Israel. Mientras los edificios caen y los niños mueren, la prensa paga el precio más alto por contarlo: por tercer año consecutivo, Israel se ubicó como el país que más periodistas asesinó en el mundo, según el último ranking de Reporteros Sin Fronteras.
