La Unión Europea define si este sábado se firma el acuerdo comercial con el Mercosur

Los Gobiernos del bloque europeo se reúnen este jueves para votar si avanzan o no. Los que apoyan el acuerdo comercial tienen los números, pero Francia hizo un pedido de último momento para postergar la decisión y, así, aguarle los planes a Lula, quien ya había celebrado una inminente firma en la cumbre del Mercosur de diciembre.

15 de diciembre, 2025 | 16.53

Después de más de 25 años de negociaciones, todo estaba listo para firmar el acuerdo comercial Mercosur-Unión Europea (UE) en la cumbre del bloque sudamericano de este sábado en Foz de Iguazú, en Brasil. El propio Luiz Inácio Lula da Silva había adelantado que en diciembre finalmente podría celebrar con la titular de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. Sin embargo, Francia, el principal detractor de este acuerdo, sigue dando batalla y el domingo pasado hizo un pedido de último momento para que el Consejo Europeo -que reúne a los gobiernos de los países miembros de la UE- postergue su votación de este jueves o viernes para "seguir trabajando y conseguir las protecciones legítimas que necesita la agricultura europea", según explicó la oficina del primer ministro Sébastien Lecornu. 

El presidente Emmanuel Macron sabe que no tiene los votos en el Consejo Europeo para seguir frenando el acuerdo comercial y, por eso, sólo le queda ganar tiempo. Históricamente, Francia tuvo un poder de veto virtual para dormir o al menos obstaculizar el avance del acuerdo comercial. Sin embargo, la UE atraviesa una crisis interna con sus dos principales potencias, Alemania y Francia, en claro declive tanto para adentro como para afuera, como defensores del bloque frente a Estados Unidos y China. Mientras que Alemania no logra resurgir tras el golpazo económico que significaron las sanciones contra el gas ruso, del que dependía, y el canciller socialdemócrata Friedrich Merz no consigue llenar los zapatos dejados por Angela Merkel, Macron está hace años sumido en una crisis de representatividad de la que solo sobrevive en las urnas gracias a la amenaza neonazi de de Marine Le Pen y el compromiso democrático del electorado de la izquierda y la centro-izquierda. 

Por eso, no está claro si la presión francesa esta vez alcanzará o si los Gobiernos que venían reclamando el acuerdo comercial y los que critican el liderazgo francés aprovecharán este momento de debilidad política y económica para avanzar finalmente. Tienen el apoyo explícito de Alemania, de la Comisión Europea (una suerte de Ejecutivo del bloque europeo) e incluso de países que siempre votaron en contra y resistieron como Polonia, una economía con un fuerte sector agrícola. Hace sólo unos días, el canciller polaco Radosław Sikorski se mostró confiado en una entrevista con El Destape que el Consejo Europeo aprobará el acuerdo, el paso previo necesario para que se firme en la cumbre del Mercosur del sábado en Brasil. 

"Sucederá. Por razones políticas internas de los partidos, Polonia votará en contra, pero sabemos que seremos superados en la votación y sucederá. En parte, este país, es rehén del lobby agrícola, al que creo que le teme demasiado porque, como saben, con cada acuerdo comercial, algunos sectores de la economía se benefician y otros no necesariamente, o menos, o incluso pierden. El gobierno anterior, y quizás incluso nosotros, no explicamos a los agricultores con suficiente antelación su contenido real ni la relación entre riesgos y beneficios. Por lo tanto, nuestra opinión es que, en general, es positivo para nuestra economía. Nuestras exportaciones de productos industriales deberían aumentar y podría ser un riesgo para algunos agricultores, pero cultivamos muy poca soja en Polonia, por ejemplo. Y hay cláusulas que establecen que, si los mercados se ven demasiado afectados, se pueden ver. Así que estratégicamente lo necesitamos. La situación política es difícil en Polonia, pero estoy convencido. Además hay que recordar que entra en vigor tras la firma, pero su posterior ratificación lleva años," había explicado Sikorski.

Aunque es muy probable que Francia dilate la ratificación del acuerdo durante años, tanto Lula como Von der Leyen presionan para que las negociaciones avancen después de 25 años y se firme el acuerdo. Por eso, todas las miradas ahora están puestas en lo que suceda este jueves o viernes en Bruselas. Dinamarca, quien ocupa la Presidencia pro témpore del Consejo Europeo, se comprometió una y otra vez en las últimas semanas a mantener la votación esta semana. Además, los países que más empujan para que se firme -Alemania, Suecia y España, entre otros- critican el manotazo de ahogado de Francia y sostienen que hace años que responden a sus pedidos de garantías para su campo, uno de los sectores más subvencionados de su economía. 

Como sucede en Argentina, el campo francés es un sector extremadamente influyente en la política nacional, no solo por su poder económico, sino también por lo que representa dentro de la identidad social y cultural del país, un elemento central en el debate público de Francia. Por eso, este martes se espera que el Parlamento Europeo apruebe medidas de producción para los sectores agrícolas locales ante este tipo de acuerdos.

Pero el malestar persiste entre estos los productores. El acuerdo eliminaría los aranceles de importación del 77% de los productos agropecuarios que la UE le compra al Mercosur. Uno de los puntos más sensibles es el sector de la carne, por ejemplo. Tanto en el caso de Brasil como Argentina, se trata de uno de los sectores económicos más dinámicos y más competitivos con respecto a sus pares europeos.