Juan Campodónico presenta su primer disco como solista, Todo Esto Tampoco Soy Yo, después de décadas de trabajar como productor de discos emblemáticos de las carreras de Jorge Drexler y El Cuarteto de Nos. En diálogo con El Destape, el músico habló sobre la presentación que hará el 6 de marzo en Artlab (CABA), analizó cómo evolucionó el rol del productor musical en los últimos años y contó sus experiencias laborales con otros artistas.
El proceso creativo de su disco Todo Esto Tampoco Soy
¿Cómo estás viviendo estos primeros meses después del lanzamiento del disco?
- Es un gran momento para mí, primero porque estuve casi dos años trabajando en el disco. No fue lo único que estuve haciendo en esos dos años, pero fue un período bastante extenso, y el momento de poder mostrar la música siempre es muy enriquecedor, ¿no? Porque se empieza a llenar de sentidos. La música termina de tomar forma cuando la escucha otro y también te devuelve algo, es como que sigue creciendo el sonido.
Y por otro lado, en lo personal, es un disco que es el primero que firmo con mi nombre. Siempre había estado en proyectos más colectivos o el de Campo, que era un poco más personal, pero era muy conceptual, siempre trabajando para un concepto; este es bien personal. Entonces también es un momento nuevo, luego de hacer tantos discos, tantos años de hacer música, encontré una manera que es totalmente fresca para mí de encarar la actividad y estoy muy entusiasmado, la verdad.
Surgió por tu necesidad de expresarte artísticamente en un sentido íntimo y personal.
- Sí, fue una suma de cosas. Creo que coincide con un momento en lo personal de la mapaternidad. Con mi pareja fuimos padres, madres, entonces coincide con la gestación de nuestro hijo Milo, que es mi primer hijo. Yo trabajé muchos años, primero en Peyote Asesino y después en Bajofondo. Ambos proyectos siguen, con distinta intensidad pero continúan. Con Peyote tocamos el 6 de diciembre acá en Montevideo en la sala del museo y con Bajofondo tenemos un disco casi pronto que va a salir en 2026, que estuvimos trabajando también este año y el anterior.
En este hay canciones que las propuse para distintos proyectos en los que estoy y en ninguna cuadraba. También coincidió que, hace unos años, miraba Spotify y el perfil de Juan Campodónico no tenía nada, solo tenía dos remixes que había hecho, y dije “qué interesante porque este artista no tiene casi obra, luego de haber hecho como 25 discos, ¿no?”. Era una página en blanco el perfil de Spotify. Y al mismo tiempo también me di cuenta, luego de haber hecho tanto, que necesitaba contar algo mío y unir todos los puntos.
Este disco tiene muchas colaboraciones. ¿Cómo se dio eso?
- Es algo natural de mi manera de trabajar. Como artista también soy productor, entonces me gusta trabajar con la creatividad del otro, como que la materia prima es el otro. Me encanta colaborar, hay una cohesión en el álbum.
En cuanto a esta fusión en la música de lo urbano con algo más folclórico, con cosas electrónicas, ¿cómo llegaste a eso?
- De muy chico escuchaba mucho la música de mis viejos, tango, bossa nova, toda esa música más de los 60, pero con raíces de acá. Después me enamoré de adolescente del funk, la música disco y todo lo que estaba pasando ahí a fines de los 70, comienzos de los 80. Y después, cuando me puse a estudiar música más en serio y ya estaba estudiando composición, temas más avanzados de música, me acuerdo que me iba de las clases de composición escuchando Public Enemy y hip hop de los 90s y como que no entendía: entre lo que estaba estudiando y lo que escuchaba no había ninguna relación.
Y ahí me interesé mucho en los instrumentos electrónicos, en los sintetizadores. Aprendí a programar MIDI, que era el primer lenguaje de programación para música. Fue el momento bisagra donde las computadoras empezaron a tomar un rol más importante y los instrumentos electrónicos también, y me metí de lleno. Me encantó y me puse a estudiar todo lo que tenía que ver con eso.
El rol del productor y el origen de Bajofondo junto a Santaolalla
En relación a esto que decías de tu Spotify en blanco, habiendo creado tanta música. ¿Cómo es el rol del productor en el sentido del “ego”? Porque el nombre del autor del disco siempre es el del cantante o de la banda, pero el productor tiene un rol fundamental y el disco también es de él en un punto. ¿Cómo es eso?
- El rol del productor ha ido cambiando y cada productor tiene un approach distinto. Pero ha tomado mucha relevancia cómo está producido algo más allá de la interpretación del artista. En la era pre pre-digital, a lo que yo aspiraba era que en la contratapa del álbum, en el vinilo o del CD, estuviera mi nombre. Si agarras el disco Eco de Jorge Drexler, lo das vuelta y del otro lado dice "producido por Juan Campodónico”, bien grande, que era una de mis exigencias. (risas). Pero en la primera era digital ni siquiera ponían los créditos de nada. Recién ahora está indexando un poco Spotify, Tidal siempre tuvo otro cariño con los músicos. Pero en un momento desaparecimos los que estábamos por detrás de los proyectos.
Ahora empezó una era donde el productor empezó a figurar también como artista. Es una cosa bien de esta época que un productor de música urbana muchas veces firme o aparezca como colaborador en el tema. Por ejemplo, Los Beatles no serían los Beatles sin George Martin. Sin embargo, no firma como artista en los discos, pero bueno, los escuchás y estás escuchando la mano de él porque obviamente toda esa parte que tienen los Beatles tan orquestada y con tantas referencias a música clásica, viene de George Martin.
Pero bueno, el rol del productor para mí ha ganado prestigio, quizás en otro momento era como que hasta el artista no quería que se supiera mucho qué había puesto el productor. Y ahora es como otro artista más, nada más que está jugando otra posición en la cancha.
Más allá del rol del productor en el sentido del reconocimiento, ¿cómo es el trabajo en sí? ¿Hasta qué punto toma las decisiones el artista? ¿El productor agarra lo que el artista le da y lo trabaja? ¿Cómo es esa dinámica?
- Hay muchas maneras, porque hay productores que tienen la idea y consiguen intérpretes para realizarla. Phil Spector en los 60s hacía eso, armaba estos grupos de chicas. No era algo que ya existía, sino que era algo que él proponía. Desde el sonido, desde el concepto, todo. Pero a mí en lo particular me gusta trabajar con artistas que tienen una visión potente y en general son personas que admiro musical y artísticamente. Entonces, yo lo siento más como una colaboración. En el caso de cuando estás haciendo el disco de otro, siempre la última palabra la va a tener el artista, pero al mismo tiempo aportando, motivando, generando la creatividad, impulsando la creatividad por diversos carriles.
Pero hay muchos planteos distintos, por ejemplo, en Bajofondo nos juntamos con Gustavo Santaolalla, que éramos dos productores, y creamos esa idea. Entonces empezamos a conseguir los músicos y la gente para que colaborara y desarrollamos un concepto, creamos el entorno para desarrollarlo y compusimos mucha de esa música, otra no, otra era compuesta por los colaboradores; después se fue transformando en una banda, pero nació más como una propuesta de producción. Entonces, hay muchos modelos posibles de cómo ser productor.
Al mismo tiempo, también tiene que tener algunas habilidades de cómo trabajar con otro, cómo motivar, cómo ser un poco psicólogo artístico de alguien que está en un proceso también personal, creativo. Es como combinar todas esas.
Sus trabajos con El Cuarteto de Nos y Jorge Drexler
Me imagino que en un disco el artista un poco canaliza lo que le pasa, entonces es trabajar con las emociones del otro y con lo que le está pasando a nivel personal.
- Exactamente. Yo lo que siento es que en los trabajos que hice como productor siempre hubo una gran crecimiento, una gran química. Por ejemplo, con el Cuarteto de Nos hice cinco discos que establecieron un poco a la banda actual, fundaron el repertorio que tocan hasta el día de hoy. Fue un proceso muy rico, de intercambio y de hacer un seguimiento. En un momento como que se agotó, se cumplió el ciclo; yo sentía que ya no era tan desafiante, que ya no era tan vertiginoso y dijimos “bueno, ¿por qué no trabajan con alguien más que donde ocurra de vuelta esa esa chispa, esa química, ¿no?".
Con Jorge Drexler también trabajaste un montón. ¿Cómo es trabajar con él?
- Es un tipo increíble, con él hice cuatro discos: Frontera, Sea, 12 Segundos de Oscuridad y Eco. Yo aparte a Jorge lo conozco de muy joven, íbamos a estudiar composición y armonía con un docente acá en Montevideo, de ahí nos conocemos. Y en su primer disco, que creo que hoy en día no está en plataformas, toco la guitarra, en el primer tema me invitó a tocar la guitarra. O sea, hace millones de años, lo conozco de toda una vida y es un tipo que siempre me resultó divino todo lo que hacía: la composición, la voz, todo me parecía espectacular. Cuando tuve la oportunidad me vinculé con él para trabajar.
Con Carlos Casacuberta, que es compañero mío de El Peyote Asesino -una banda de Uruguay de rock y hip-hop de los 90s, que tuvo un momento bien internacional a fines de los 90s-, y muy amigo de Jorge también desde la infancia, le propusimos producirle su disco Frontera, dos productores que no existían. O sea, éramos músicos, pero no habíamos hecho nada de producción. Convencimos a Jorge, le produjimos el disco con gran valentía y ese es el primer disco que hice como productor profesional, digamos.
La irrupción de Bizarrap en la industria musical
Volviendo al rol del productor y al reconocimiento, ¿creés que el auge que tuvo Bizarrap en estos últimos años cambió un poco cómo se ve al productor hoy en día, como que lo puso más en boga?
- Sí, le encontró un formato que es casi un youtuber. Encontró un formato de los nuevos medios al cual adaptar el rol de productor. Yo creo que ese es el hit.
Sí, pero también logró un poco dar vuelta a esto que decíamos hoy de que siempre el artista tenía más peso a nivel reconocimiento y ahora se espera la sesión de Bizarrap con tal artista, es como que pesa más su nombre.
- Exacto, se hizo un lugar pero sin esta infraestructura sería imposible. Si siguiéramos en el modelo anterior, donde eras un nombre en el fondo de la ficha técnica, sería imposible.
