El periodista Rolando Graña dedicó su editorial en el programa GPS, por América TV, a analizar el impacto del ajuste del Gobierno sobre el sistema científico nacional. Con un tono de fuerte preocupación, el conductor repasó la historia argentina para advertir que las decisiones de Javier Milei podrían desembocar en una tercera gran pérdida de capital intelectual.
Graña recordó que "hubo dos grandes fugas de cerebros en la Argentina", señalando como la primera a la trágica "Noche de los bastones largos", cuando al asumir la dictadura de Onganía en 1966, "atacan la Ciudad Universitaria y a grandes científicos argentinos los cagan a palazos". Para graficar la gravedad de aquel episodio, el periodista remarcó que "entre los científicos cagados a palazos por esa dictadura, había un señor que se llamaba César Milstein, que luego fue Premio Nobel de Medicina". Con ironía y amargura, describió esa dinámica recurrente como "un negocio bárbaro" donde el país forma a los profesionales, luego se los manda a Inglaterra y allá ganan los premios, perdiendo así el prestigio y el desarrollo local.
El editorial continuó trazando líneas temporales hasta los años 90. Según Graña, la segunda fuga se dio en los tiempos de Domingo Cavallo, quien "con el discursito este de que había que bajar los costos y que los científicos eran caros, mandó a los científicos a lavar los platos". El conductor no dudó en comparar aquella frase histórica con la retórica actual de Milei, quien sostiene que los investigadores "tienen que ganarse el sueldo con el sudor de su frente". Recordó además que, en su momento, la respuesta de la comunidad fue una marcha donde "se colgaron platos para burlarse de la burrada" del ex ministro de Economía.
Las "consecuencias" de las medidas de Milei
Graña fue contundente al desarmar el argumento libertario sobre la privatización del sector: "No existe ciencia privada en ninguna parte del mundo. No sé, nadie sabe qué quiere inventar Milei. Lo que sí se saben son las consecuencias". Para cerrar, lamentó la previsibilidad del desastre al asegurar que "de todo esto todo el mundo estaba avisado", ya que el propio Presidente lo había anunciado en campaña, por lo que "no se entiende bien en qué cabeza alguien pensó que esto no iba a suceder".
