Dillom debutó en Vélez y reafirmó su lugar como voz de una generación atravesada por la salud mental

El show de Dillom en el Estadio Vélez sentó precedentes y demostró el potencial de un artista que llegó para consagrarse como la voz de una generación.

22 de diciembre, 2025 | 13.19

El recital de Dillom en el estadio de Vélez Sarsfield marcó su debut en una cancha de fútbol y el show más grande de su carrera. El artista trasladó su propuesta estética y conceptual a una escala masiva sin modificar el tono ni el contenido de sus canciones. Lejos de adaptar el show al formato masivo que requiere el recinto, fue el estadio el que quedó absorbido por su universo, con un público dispuesto a acompañar esa propuesta sin concesiones

Desde el inicio, el recital se presentó como algo más cercano a una obra teatral que a un concierto tradicional. La escenografía, los visuales, los sonidos, la iluminación y el vestuario respondieron a una misma lógica estética, oscura y precisa, sostenida durante toda la noche. No hubo elementos aislados ni momentos decorativos: cada recurso formó parte de una puesta continua, pensada como un relato visual y sonoro coherente. El espectáculo avanzó como una secuencia de escenas, donde la música, la imagen y el cuerpo en escena funcionaron de manera integrada

Dillom debutó en Vélez y reafirmó su lugar como voz de una generación atravesada por la salud mental. Foto: Alejo Goldman.

Esa oscuridad no fue solo una decisión visual, sino también conceptual. Las canciones de Dillom, atravesadas por el malestar emocional, la ansiedad, la paranoia y la medicación, ocuparon el centro del show. Lo llamativo fue la respuesta del público: miles de personas cantando letras que hablan de experiencias íntimas y conflictivas. En ese gesto colectivo, lo personal dejó de ser privado. El estadio se transformó en un espacio donde aquello que suele vivirse en silencio se volvió compartido y visible, amplificado por la masividad. 

En ese marco, los invitados se integraron al relato del show como parte del recorrido del proyecto. La aparición de Lali Espósito en La Carie tuvo un peso particular: no solo por el cruce artístico, sino porque durante los meses previos al recital circularon videos que la mostraban acompañando a Dillom en la preparación para este hito de su carrera, aportando experiencia y respaldo en un momento clave. También hubo un mensaje de Pity Álvarez, que funcionó como referencia simbólica. Más adelante, Juanse subió al escenario para interpretar Enlace, clásico de Ratones Paranoicos. A lo largo del recital también dijeron presente Broke Carrey en Mentiras Piadosas, Juan López en La novia de mi amigo, Ill Quentin en Ovario, Muerejoven en 1312 y K4 en Latas, compañeros desde los inicios del proyecto, cuya presencia reforzó la idea de recorrido y construcción colectiva. 

En un contexto musical dominado por discursos de felicidad constante, evasión y estética luminosa, Dillom se posiciona desde otro lugar. Su propuesta no busca aliviar ni disimular el malestar, sino exponerlo y trabajarlo desde el arte. Esa elección, poco habitual en el circuito mainstream, parece ser una de las claves de la identificación que genera. 

Dillom debutó en Vélez y reafirmó su lugar como voz de una generación atravesada por la salud mental. Foto: Alejo Goldman.

Hacia el final del recital, el artista se detuvo para agradecer a su primer Vélez. Visiblemente emocionado, habló brevemente, se retiró del escenario y volvió minutos después. El momento no tuvo nada de calculado: fue una pausa real, humana, que terminó de cerrar el sentido de la noche. Incluso en el formato más masivo, lo frágil pudo ocupar el centro de la escena sin perder fuerza.